A las Kardashian… con amor y desprecio

Mujercitos Junior
3 min readNov 18, 2020
ArtCover por Ahmed Pérez Núñez

Por Ena Massip

Si nunca escuchaste a modo de argumento irrevocable “Esperancit@ tiene tremendo cuerpo”, entonces, perdona que sea yo la que te lo diga, pero tú pasaste por la secundaria, pero la secundaria no pasó por ti. ¡Afortunadamente!

Pero vamos a la etimología de la frase “estar buena”. ¿Un halago, un piropo, una ofensa, una categoría, un modo de encerrarnos más en patrones insuperables? A mi mente viene una frase escrita por Huxley: “Y para sus adentros: esta es la opinión que tiene de sí misma. No le importaba ser como la carne”.

De pronto también recuerdo los harems de Las mil y una noches, con sus huríes y aires de paraísos sensuales. También me pregunto: la mujer a la que Neruda evocara en su canción desesperada “Es la hora de partir. ¡Oh abandonado!”, ¿estaría buena? ¿O la niña mala, la femme fatale que ideó Vargas Llosa, no sería más que una flaquita cualquiera de nuestros tiempos?

Así hablaría Eduardo Galeano de Mata Hari en Los hijos de los días: “En 1917, fue condenada a muerte. La espía más deseada del mundo lanzó besos de adiós al pelotón de fusilamiento. Ocho de los doce soldados erraron el tiro”. ¿Hubiera sido ella algo más que una vulgar prostituta en nuestra islita perdida?; ¿cumpliría con el tan voluble dictamen de “estar buena” del siglo XXI?

Hasta la belleza de Helena, que arrastró a griegos y troyanos a la guerra, puede ser cuestionable.

Estamos ante la disyuntiva de que “tener buen cuerpo” en la actualidad es directamente proporcional a tener el físico de las Kardashian, y a mí me da la impresión de que eso del plástico por todos lados es incómodo y no ayuda al medio ambiente. Además, no sé utilizar Photoshop.

Pero también tenemos que entender que el físico viene a ser una prenda más, y está sujeto al cambio de la percepción y al momento histórico. Entonces, mira la lógica: tú no estás mal@, sino en la época equivocada.

Y admítanlo, la mitad de los artistas que siguen tienen cada cuerpo incómodo, y ustedes igual les comentan en Insta que si hot y que si “ven a Cuba y hazme un hijo”. Con fama y dinero suficientes hasta yo puedo transformarte, lector aburrido que me lees, en uno más del gremio. Lo que tienes que contar al menos con un poquito de talento. ¿Será que la película de Lady Gaga nada más te enseñó a gritar Shallow?

Hace varios días leí una entrada de un blog cualquiera que enunciaba: “Estar buena no me ha traído nada bueno”. La autora ponía la popular serie Thirteen reasons why de ejemplo: a pesar de ser un clavo, explica todo el drama banal de los institutos, a partir del suicidio de una de las protagonistas. Y yo, que durante la secundaria sufría por no “estar buena”, quedé en cortocircuito mental.

¡Anímate!, que tu cuerpa de sirena maltratada por las olas del mar (no me acuerdo del autor intelectual de la frase) seguro tenía cabida en la corte de los Medici o la España de postguerra.

Pero les tengo una propuesta mejor. ¿Y si borramos el término? Al final, nadie está para que lo califiquen por un molde que cambia cada cuarto de siglo. Tú estás lind@ aunque tu belleza no esté de moda.

--

--